Cerrada enteramente la noche, se mantuvieron los combatientes en sus posiciones hasta que la luz del día viniese a aclarar la situación respectiva de ambos. Entre tanto, reunidas todas las fuerzas de la plaza y sus cercanías hasta un número que no llegaba a dos mil hombres, inclusos los de las guarniciones de la escuadra, acudieron durante la noche a tomar posiciones en las alturas de la Graña y montes inmediatos, bajo las órdenes del mariscal conde del Donadío. Simultánea y rápidamente se montaron cañones de grueso calibre en las lanchas de la escuadra española, las cuales  se situaron junto a los castillos de la Palma y San Martín.

EL PASO ENTRE LOS CASTILLOS DE SAN FELIPE Y LA PALMA.

Reforzóse el de San Felipe, que no teniendo montado ningún cañón en su gola, tuvo que efectuarse precipitadamente esta operación por la maestranza del arsenal. Preparáronse los navíos de la escuadra, y la gran batería del parque para el combate, y aprovechando los grandes recursos que un arsenal encierra, salieron del mismo hombres, pertrechos, municiones y demás útiles necesarios para cubrir y defender las murallas y baluartes que circunvalan la plaza y la ría. En aquel tiempo cerraba la embocadura del puerto una enorme cadena que impedía la pronta entrada de buques mayores y de cuya descripción nos ocuparemos al hacer la de la ría.

ENSENADA DE LA MALATA

Además  de las precauciones indicadas, se colocó al frente de la ribera de la Graña una batería flotante de siete cañones de a 24, y el bergantín de guerra Vivo, para robustecer el flanco de la Malata y valle de Serantes, por donde podían venir los enemigos a atacar la plaza. También se dio orden a cuatro lanchas cañoneras que se encontraban en la ría de Ares, para que se retirasen al Ferrol, lo cual pudieron verificar agregándose a las de la escuadra del general Moreno, sin embargo de haberlas perseguido una fragata inglesa que cruzaba sobre la entrada de la ría.